Vicente de Paúl, carta 1316: A un capellán Real

Vicente de Paúl, carta 1316: A un capellán Real
Vicente de Paúl, Carta 1316: A Un Capellán Real
Vicente de Paúl
 
[Entre 1643 y 1652]
 
Señor:
Recibí su carta con todo el respeto que le debo y con todo el aprecio y reconocimiento que merece la gracia que Dios ha puesto en su amable corazón. Como solamente Dios es el que, en la inclinación natural que los hombres sienten para elevarse hasta él, ha podido darle las ideas y los impulsos que usted ha sentido para hacer lo contrario, también le dará a usted la fuerza para ponerlos en ejecución y cumplir en todo esto lo que más le agrada a él. De esta forma, señor, seguirá usted las reglas de la iglesia, que no permite que busque uno por sí mismo las dignidades eclesiásticas, y especialmente el episcopado; así imitará también al Hijo de Dios, que siendo sacerdote desde toda la eternidad, no vino sin embargo a ejercer este oficio por sí mismo, sino que esperó a que su Padre lo enviara, aunque fue esperado durante mucho tiempo como el deseado de las naciones; así podrá dar además mucha edificación al siglo presente, en donde por desgracia hay pocas personas que no pasen por encima de esta regla y de este ejemplo. Tendrá usted el consuelo, señor, si Dios quiere llamarle a ese divino oficio, de tener una vocación segura y cierta, porque no se habrá introducido en ella por medios humanos. Se verá usted socorrido entonces por especiales gracias de Dios, que van unidas a una vocación legítima, y que le harán producir frutos de una vida apostólica, digna de la bienaventurada eternidad, tal como lo ha hecho ver la experiencia en los prelados que no han dado ningún paso para
hacerse obispos. a los cuales Dios ha bendecido manifiestamente en sus personas y en su gobierno. Finalmente, señor, no tendrá entonces por qué lamentarse, en la hora de la muerte, de haberse cargado usted mismo con el peso de una diócesis, que en esa ocasión parece insoportable. Ciertamente, no puedo escribirle todo esto sin dar muchas gracias a Dios por haberle apartado de la búsqueda peligrosa de esa carga, dándole las disposiciones necesarias para no proseguir por ese camino. Es una gracia que no se puede comprender ni apreciar bastante. 
 

Disponible en pdf aqui (Descargar)